Cuando yo estaba llegando al mundo, el mundo se ponía de acuerdo para enfrentar un problema que estaba tan lejos y a la vez tan cerca.
Hace unos días se publicó en la revista Science un estudio con resultados alentadores para la humanidad: El hoyo en la capa de ozono ubicado en la Antártida se está encogiendo. ¿Qué significa esto y qué papel juega México en este logro?
La capa de ozono funciona como filtro protegiendo al planeta y a todo lo que habita en el de los rayos nocivos del sol, sin ésta capa la humanidad simplemente no existiría ya que la radiación ultravioleta no se filtraría para convertirse únicamente en calor. En la década de los años 50 se descubrió este hoyo por primera vez. Lo que los científicos definieron como un área con bajas concentraciones de ozono fue inofensivo hasta mediados de los años 80 que los datos arrojaron cifras alarmantes. Fue entonces cuando se creó el famoso Protocolo de Montreal que el día de hoy es protagonista y héroe de este logro tan importante, este protocolo tiene como objetivo establecer medidas concretas para la eliminación del uso de las sustancias que agoten la capa de ozono. Este acuerdo fue negociado en 1987 y entro en vigor en 1989 siendo México uno de los primeros 180 países en ratificar. Los estudios arrojaron que el Clorofluorocarbono (CFC), entre otros, era la principal sustancia dañina para la capa de ozono. Este químico es un gas que se utilizaba comúnmente en casi todos los aerosoles y en la industria de la refrigeración. Estos gases son muy perjudiciales ya que persisten entre 50 y 100 años en la atmosfera, con el paso del tiempo llegan a la estratosfera y al entrar en contacto con los rayos UV empiezan a desprender el cloro para así iniciar el proceso de deterioro del ozono.
Así de complejo y peligroso.
Según datos publicados por la SEMARNAT en 1995 México fue el primer país en presentar un calendario de reducción acelerada del uso de estas sustancias hasta dejarlo en 10% para el año 2000, 10 años antes que el resto de los países en desarrollo.
Actualmente, nuestro país ha reducido en 90% el uso de CFCs. Desde 1990, los productos en aerosol distribuidos en México utilizan propelentes alternativos y todos los refrigeradores domésticos y el 95% de los equipos de refrigeración comercial producidos a nivel nacional se encuentran libres de CFCs.
El articulo llamado Emergence of healing in the Antarctic ozone layer publicado en la revista Science por Susan Salomon, profesora de Química y Ciencia del Clima en MIT (Instituto tecnológico de Massachusetts) revela que hoy el agujero se ha tenido una reducción de 4 millones de kilómetros cuadrados tomando en cuenta el máximo histórico de 25 millones de kilómetros cuadrados en el año 2000, y que no solamente se está reduciendo sino que se está regenerando aunque las erupciones volcánicas podrían hacer más lento este proceso.
Esta es una excelente noticia para la humanidad, sin embargo aún queda mucho trabajo por hacer y aun nos acecha el fantasma del cambio climático que es una situación completamente diferente, lo que me hace pensar en las palabras de Al Gore, prominente activista en la lucha del cambio climático: “la religión bien entendida no tiene que ver con la fe sino con el comportamiento y lo mismo debería de aplicarse con el optimismo. No es suficiente creer en algo o tener una postura intelectual, es necesario hacer que esa creencia se materialice en nuestro comportamiento.” No nos sirve de nada traer el tema en boca, hagamos o sigamos haciendo algo al respecto.