De blanco en Eindhoven. De rojo en Glasgow. De blanco en Turín. Y de rojo en Varsovia. Cuatro fechas: 11, 16, 14 y 27. Un mes: Mayo. Cuatro finales que forman parte ya de la historia del Sevilla y de la propia Europa League. El equipo de Unai Emery se proclamó en la noche de ayer tetracampeón de su torneo fetiche.
El idilio del conjunto de Nervión con la antigua Copa de la UEFA comenzó en la temporada 2006-2007. El Sevilla de Juande Ramos se proclamaba campeón en Eindhoven, rompiendo la sequía de 58 años sin conseguir un título. Pero era sólo el comienzo. Un año después, repetía hazaña en Glasgow en la competición que se había convertido en la favorita del sevillismo.
Tuvieron que pasar siete años para que el Sevilla llegara de nuevo a una final. En esta ocasión, y bajo el nombre ya de Europa League, el equipo de Unai Emery llegaba a la cita de Turín.
Por el camino quedaron eliminatorias para el recuerdo, como el primer derbi europeo o el gol de Mbia en el último suspiro del partido en Mestalla que le daba el pase a la final al Sevilla con toda la afición del Valencia celebrando ya el pase.
No estuvo exento de sufrimiento el partido ante el Benfica. Como en Glasgow, el campeón se decidió en la tanda de penaltis. Beto tomó el relevo de la hazaña de Palop en Glasgow para escribir su nombre con letras de oro en la historia del Sevilla. El portero portugués y Gameiro, lanzador del último penalti cuando el francés apenas podía andar por el césped.
Campeón renovado
El pasado verano abandonaron la nave jugadores como Rakitic, Fazio y Alberto Moreno. Llegaron otros como Banega, Aleix Vidal, Kolo, Denis Suárez y Trémoulinas y el campeón se ha mostrado intratable en su defensa del título este año. Aunque fueron segundos en la fase de grupos, los sevillistas doblegaron a Borussia Mönchengladbach, Villarreal, Zenit y Fiorentina antes de llegar a Varsovia.
Un camino prácticamente impecable que le volvía a llevar a una final. La cuarta en este torneo. Las tres anteriores las ganó. Y ayer tampoco falló.
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