Un talentoso jurisconsulto y sabio de vida, como lo es Don Guillermo Ortiz Mayagoitia, Ex Presidente de la Suprema Corte de Justica de la Nación, amablemente me escribe regalándome una hermosa frase de Ommar Khayyám que dice: “El destino escrito está, ni toda tu inteligencia, ni todo tu astucia podrán cambiar una sola línea: Todas tus lágrimas no podrán borrar una sola palabra”
Apostrofa: “Entonces, nada de lo que sucede es casualidad… sino causalidad”. Igual lo piensa éste
viejo Filósofo, que cree que hay una razón superior por la que usted amable lector, está leyendo el artículo, será porque en ésta vida: “Dos almas no se cruzan por casualidad”
El escritor alemán Friedrich Schiller escribió: “No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.” Ahí donde hay un principio de causalidad que une al campesino de allá mesmo con usted… a través del oficio de la palabra.
La causalidad, nos recuerda que –usted y yo– tenemos una misión en esta vida, una razón superior porqué vivir, que nos deja claro la importancia que aprender a gozar HOY, del milagro de la vida, no es una casualidad, es sí, una oportunidad maravillosa para aprovechar el tiempo… para “hacer que entre nuestro primer llanto y nuestro último aliento… nuestra vida, sea una obra maestra.”
Causalidad, es tener una necesidad, acompañada de un profundo deseo; es procurar lo mejor para tu vida; es encontrarle el sentido a tu existencia; es llevarla por buen rumbo; es si es preciso… “hacer camino al andar”.
Voltaire afirmó: “La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.” Esa causa ignorada te invita, a que HOY seas menos raciocinio, más intuición; menos cuerpo que piensa… más alma que conectándose con el universo, sienta el espíritu fiero que ama la rica tersura de la vida.
El tiempo ha enseñado ha este viejo campesino, que si eres poseedor de una clara visión de futuro y tienes la virtud de acompañarla de abundante pasión, más entusiasmo, indomable carácter para no claudicar, voluntad férrea para seguir avante y una entrega total, más fácil habrá de ser que la “casualidad” se encuentre contigo y haga de ti un triunfador.
Porque una cosa queda clara: la felicidad y el éxito no llegan por casualidad, hay que coquetearles… ¡hay que salir a buscarlos! Y celebrar la fiesta de la vida plena de amor, bondad y sana alegría.
Iniciamos la búsqueda y el descubrimiento de nuestro maestro interno, cuando entendemos que en el AQUÍ y el AHORA, es un constante movimiento en el que no estamos por casualidad, que si en la temporalidad de la carnalidad, sólo vamos de paso, entonces démosle causa y cause a nuestro potencial energético, para manifestar todo nuestro poder, sirviendo al prójimo con amor incondicional.
Yalal ad-Din Muhammad Rumi afirmó: “[Es tiempo que…] Disfrutemos del amor por los demás, para que éste planeta pueda por fin evolucionar y convertirse en un lugar mejor, en el que todos los Seres Humanos […entiendan, que no están aquí por casualidad y entonces] vivan su propio Paraíso en la Tierra”
Para este Filósofo una de las aportaciones geniales del humor, es la de hacer más flexibles y elásticos los puentes entre la cruda realidad y la inagotable imaginería del mexicano. Parafraseando el humor del mexicano, un pela’o que llevaba meses trabajando como Agente viajero, al regresar al pueblo, lleno de ingenuidad se da cuenta que su mujer acaba de tener un hijo negro.
Como él y su esposa son blancos, intrigado le pregunta:
–– ¿Pero cómo es posible que tengamos un hijo negro… si los dos somos muy blancos?
Con la serenidad que un sabio envidiaría, la mujer, muy tranquila responde:
–– ¡Verás!, como mis pechos no tenían leche, busque una nodriza para que amamantara al niño y de pura casualidad encontré una, sólo que ella era negra… po’s el bebe se puso de ese color.
El tipo, entra en una profunda duda existencial, entonces decide ir a consultar al campesino de Güémez, a quien le cuenta la historia, éste le responde:
–– ¡Claro que no es casualidad!, por ejemplo fíjate en ti mismo, cuando naciste, tu mamá tuvo una enfermedad que le impedía amamantarte y entonces te dio leche de vaca y mira…. ¡QUÉ LINDOS CUERNOS TE ESTÁN SALIENDO ‘ENDEJO!