Contar otra historia
Por Ricardo Alexander M
Si algo hace bien la —autodenominada—Cuarta Transformación es contar historias. Narrativas donde el Presidente y sus allegados son los vencedores, o las víctimas, o no tienen responsabilidad de las grandes tragedias del país. La idea es describir una realidad alterna que determine y absorba todas las discusiones que se dan en la esfera pública.
Así, nos contaron que la escasez de gasolina de inicios de 2019 fue por la guerra contra el huachicoleo. Que no había problema con cancelar las estancias infantiles o los fideicomisos públicos. Que la explosión de Tlahuelilpan no se pudo haber evitado y no había culpables. Igual con la tragedia de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, donde murieron 27 personas.
Nos hicieron creer que el manejo de la pandemia ha sido responsable y no existe desabasto de medicamentos. Que los resultados han sido positivos en materia económica y en seguridad.
Incluso nos han vendido que en este gobierno no existe corrupción, aunque hayamos visto al hermano del mandatario embolsándose fajos de billetes y a su prima siendo contratada por Pemex. Hasta nos contaron que su mandato se puede equiparar con las grandes transformaciones de México, siendo que no ha logrado nada más que destruir lo que había.
El Presidente y sus ideólogos, como Epigmenio Ibarra, quieren seguirnos contando sus narrativas, en las cuales existen mexicanos de segunda y una mafia en el poder, y quienes lo criticamos somos corruptos. Que su administración “va muy bien”, siendo que, por donde se vea, es un desastre.
Ahora, después de augurar un éxito contundente en las urnas, nos quieren hacer creer que fueron los vencedores absolutos de la contienda electoral del domingo pasado y, desde el púlpito presidencial, han tratado de convencernos de ello.
Pero su insistencia los delata. Les asusta que su narrativa de éxito se empiece a desmoronar y sea sustituida por una terca realidad. En la cual la oposición se puede organizar y dar resultados. No sólo les quitaron escaños en la Cámara de Diputados, sino que les asestaron un fuerte golpe en el bastión de su movimiento, la Ciudad de México.
Vieron que no son invencibles y van a tener que rendir cuentas. Por eso la manzana envenenada del ofrecimiento al PRI de juntar fuerzas. La idea, tan simple y clara, es: divide y vencerás.
Para ellos la campaña por el 2024 ya empezó. De ahí la convocatoria a los empresarios en Palacio Nacional, los cuales difícilmente se van a dejar —otra vez— engañar.
Toca empezar a contar una nueva historia. Bajo la cual tenemos un gobierno irresponsable. Que ha generado más pobreza que cuando llegó al poder. Más delincuencia e impunidad. Peores servicios públicos y desabasto de medicinas.
Es tiempo de salirnos de esa narrativa oficial para contar cómo México puede ser un país próspero. Que vuelva a ser un gran destino turístico, un polo de inversión extranjera. Con funcionarios públicos preparados. Donde tener mejores condiciones de vida no condena el alma y tener aspiraciones no es algo negativo.
Ahí está el reto. En poder contar esa historia que no quiere el Presidente y que todos los mexicanos la podamos conocer. Hay que empezar por el principio.
*Maestro en Administración Pública por
la Universidad de Harvard y profesor
en la Universidad Panamericana.
Twitter: @ralexandermp