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#Opinión || ¿Cuál es el problema?

Publicado el 08 de mayo de 2023

 

¿Cuál es el problema?
Por Ricardo Alexander M.

Tiene razón, señor Presidente, en preguntarse cuál es el problema que el general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa, viaje junto a su familia, con todos los lujos, en aeronaves del estado y con cargo al erario público, según lo dio a conocer Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

También tiene derecho en decir que no existe ningún tema en que los amigos de su hijo tengan contratos con el gobierno federal, por lo menos de 100 millones de pesos, para desmantelar el proyecto del aeropuerto de Texcoco, pues “no es nada”.

Sabemos que a usted no le da vergüenza que aparezcan videos de sus cercanos —como Rene Bejarano, su secretario particular cuando era jefe de Gobierno, y los últimos de sus hermanos, Martín y Pío López Obrador—, recibiendo fajos de billetes de origen incierto y con destino presuntamente ilegal.

Incluso no nos sorprende que diga que son ataques de los “medios vendidos” los que poco a poco van sacando toda la basura que se ha ido acumulando en su administración y que frente a toda esa evidencia se pregunte ¿cuál es el problema?

Pero le vamos a decir cuál es el problema.

El problema es que usted engañó a los mexicanos al decir que encabezaría una cruzada frente a la corrupción del pasado. Que nadie robaría y que habría consecuencias, incluso si fueran sus familiares. Que las escaleras se barrían de arriba para abajo.

Nos aseguró que primero iban los pobres, por el bien de todos.

Hasta nos dijo que quería pasar a la historia como un “buen presidente”.

Hoy sabemos que eran puras mentiras. Que su gobierno más bien se asimila a un grupo delictivo que roba de manera abierta y descarada. Que está dispuesto a cambiar leyes y simular procesos jurídicos como los que se les siguen a sus incondicionales y amigos, Francisco Garduño —al frente de la institución que dejó morir a 40 migrantes— y a Ignacio Ovalle, quien estuvo a cargo de Segalmex —organismo donde se fraguó un fraude al erario por presuntamente 9 mil millones de pesos—, con tal de aparentar estado de derecho, aunque su bandera es la de la impunidad.

También, ya nos dimos cuenta que no tiene ningún escrúpulo en buscar destruir las instituciones que fueron creadas para brindar transparencia e información a los ciudadanos respecto del uso de recursos públicos, como es el Inai. Y se jacta de ello.

El tema es que nuestro país hoy es más opaco, más corrupto y menos eficiente que cuando llegó al poder en 2018. No nos engañemos, no hemos avanzado en prácticamente nada, sino todo lo contrario.

El problema es que usted y su partido piensan que se les firmó un cheque en blanco al ganar las elecciones y no necesitan rendir cuentas, como claramente lo ha expresado. Se sienten legitimados para vivir en opulencia, como los Castro en Cuba. Por eso su admiración y deferencia hacia esa dictadura.

El lema de la Cuarta Transformación debería ser “todos iguales, pero unos más iguales que otros”, al mero estilo de Rebelión en la granja de George Orwell.

Ahí está el problema, señor Presidente, por si en verdad se lo preguntaba. Y, aunque algunos no lo quieran reconocer, usted ha traicionado a los mexicanos.

Ricardo Alexander

Maestro en administración pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana. Colaborador en Excelsior. Twitter: @ralexandermp