Depresión
Por Paloma Guillen
¿Quién no ha escuchado esa palabra o no la ha dicho, aunque sea “de broma”?
Creo que todos hemos tenido una persona cercana que la ha padecido o la tiene aún. Inclusive es probable que nosotros mismos la hayamos padecido o aún estemos conviviendo con ella.
La depresión no es un estado de ánimo, aunque de lejos lo parezca, no se cura “echándole ganas”, no es pasar por el dolor de la pérdida de un ser querido, o sufrir con causa. No es una expresión, es una realidad que hay que atender.
Se trata de algo que es superior a las fuerzas del que la sufre, se prolonga, se repite en episodios de diversa intensidad que lleva inclusive a no dormir, no comer y lo que es peor a no ver y menos valorar lo que se tiene.
Esta enfermedad afecta a la quinta parte de la población de todo el mundo. Es difícil detectarla, aun para los cercanos, solo vemos tristeza, cansancio, ganas de estar solo, miedos absurdos e incomprensibles al grado de vivir una realidad que no vemos los demás, lo que nos hace pensar que solo son ganas de llamar la atención.
No es “teatro”, aunque lo parezca y crece cada día al grado de no querer estar con nadie. Vemos a una persona sociable transformarse en ermitaña; a una persona alegre sumirse en la tristeza, a alguien centrado volverse inseguro y terminamos por no entender nada de lo que dice.
La depresión es una enfermedad y como tal necesita diagnóstico y tratamiento. Requiere atención, pero sobre todo apoyo y comprensión de la familia. Los psicólogos la definen como “la pérdida de las ganas de vivir” y realmente así es, en casos graves no detectados a tiempo pueden conducir al suicidio.
Estemos atentos, si sentimos que estamos deprimidos sin razón alguna, que esto se prolonga y se agrava, o vemos a alguno de los nuestros sufrir sin razón aparente, hagamos algo, acudamos o llevemos a un médico a esa persona. Es serio y puede ser grave.
Hace apenas unos años no sabíamos que existía. Ahora se intenta por todos los medios de concientizar al mundo que es una enfermedad y que hay que tratarla, pero sobre todo que se puede controlar fácilmente.
Informarnos para detectarla a tiempo como cualquier enfermedad puede evitar que alguien querido pase por el infierno que dicen que pasa un deprimido.
Echémosle ganas a la vida si estamos sanos, pero seamos conscientes de la realidad que pueden estar atravesando otros. La vida es para disfrutarla con salud física pero también con salud mental.
Con todos atentos, se puede.