Diputados que traicionan al pueblo
Enrique Diez Piñeyro Vargas
Como muchos recordarán, en colaboraciones anteriores fuimos muy insistentes en el sentido que, como sociedad, no debíamos de quitar el dedo del renglón a la hora de exigir a las autoridades competentes investigar a fondo el desfalco sufrido al ayuntamiento de Victoria, perpetrado por una pandilla de malandrines, Encabezada por un sujeto impresentable como lo es el doctor Xicoténcatl González Uresti. Finalmente ese día llegó y era el turno para el Congreso del Estado de Tamaulipas llamar a rendir cuentas al peor alcalde en la historia de Ciudad Victoria.
Desafortunadamente fuimos testigos de un acontecimiento bochornoso y lamentable que perseguirá en definitiva la carrera política de quienes integran la actual legislatura local, al aprobar impunemente y sin revisar un solo documento las cuentas públicas de diversos municipios y organismos públicos descentralizados, en especial, la cuenta pública del doctor González Uresti, correspondiente al ejercicio fiscal 2019 al frente de la Capital del estado de Tamaulipas.
Todos recordamos el triste transitar por la administración pública municipal del “doctor Bailarín”. Fue tanto el desgaste que le originó al partido que lo abanderó, que fue obligado a abandonar la alcaldía tras realizar un lastimoso papel caracterizado por escándalos de corrupción y nepotismo. Lo más indignante del asunto y lo más triste para los habitantes de la Capital tamaulipeca, fue percatarnos que todas las tropelías realizadas estuvieron cobijadas por el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, el mismo que posteriormente lo premió con una subsecretaría en el Sector Salud.
Los diputados de la actual legislatura local dejaron pasar la oportunidad de retribuir un poco a los victorenses condenando los escándalos anteriormente citados, procediendo a no aprobar las cuentas a este nefasto personaje. Sin embargo, demostraron ser unos vulgares serviles del Ejecutivo estatal, al igual que el propio Auditor Superior del Estado, avalando como favorable el dictamen de la cuenta pública, dando así carpetazo al desfalco cometido por el alcalde con licencia.
Era de esperarse la actitud asumida por parte de la bancada del PAN. A estos, se suman los votos por parte de los tres representantes populares del PRI, prestándose así a este circo. Con esto queda demostrado una vez más que Copitzi Hernández García, Olga Garza Rodríguez y Florentino Sáenz Cobos, obedecen a las órdenes de la Secretaría General de Gobierno, dejando al descubierto que no es la primera vez que son sometidos por parte del gobierno panista en turno. De ese tamaño es la desfachatez con la que se dicen ser los defensores de los intereses del pueblo tamaulipeco.
Sería muy interesante que durante este último mes que afortunadamente les queda en funciones como diputados locales, al momento que les corresponda rendir cuentas en su informe de labores legislativas, tuviesen un gramo de dignidad y den a conocer que efectivamente no movieron una hoja para documentarse en relación a lo que aprobaron por consigna desde las oficinas del tercer piso de Palacio de Gobierno.
Los resultados en la pasada elección son una consecuencia del hartazgo ocasionado en parte por situaciones suscitadas como lo acontecido en el Congreso del Estado. Lo que en verdad desea la sociedad civil es una postura responsable ante tales actos por parte de los integrantes de la próxima legislatura local y del alcalde electo Eduardo Gattás Baéz. Lo menos que podemos esperar de la administración municipal entrante es que revisen con lupa que no falte una silla en las oficinas del Ayuntamiento victorense.
Considero que la población estará muy atenta esperando que los próximos representantes responderán a sus demandas. Al final de cuentas, son los ciudadanos quienes decidieron otorgarles su apoyo mediante el voto popular. La actual administración estatal se burló de los victorenses y se espera de quienes ostentarán una diputación en la LXV legislatura local, utilicen los mecanismos a su alcance para que no se repitan actos de impunidad tan indignantes como los acontecidos.
“La dignidad no tiene precio. Cuando alguien comienza a dar pequeñas concesiones, al final, la vida pierde su sentido”
José Saramago –