Opinión Del Experto Nacional

#Opinión || El fiscal que no fue

Publicado el 06 de septiembre de 2021

 

El Fiscal que no fue
Por Ricardo Alexander M.

Por fin se estaba logrando lo que desde la academia y la oposición se había pedido por décadas: despolitizar el órgano de persecución de delitos y volverlo un organismo autónomo.

Todos los elementos estaban puestos para lograr un cambio radical y revertir esa tendencia de impunidad y atropello al Estado de derecho por el que transitaba el país. No era un secreto, se sabía que una parte importante de quienes estaban en la cárcel eran inocentes y la gran mayoría de los culpables estaba libre.

Vayámonos unos años atrás. Era obvio lo que se necesitaba, pero nadie se atrevía hacerlo. Era muy cómodo para el presidente o gobernador en turno poder controlar a quién perseguía penalmente su Procuraduría y quién debía ser dejado en paz.

Durante su sexenio, Enrique Peña Nieto impulsó, dentro del conocido —y por algunos odiado— Pacto por México, la autonomía de la Procuraduría General de la República, lo que se materializó con la reforma de enero de 2014. Con ella, dicho organismo se transformaría en Fiscalía General de la República, a partir de que se emitiera su ley reglamentaria en el año 2018.

Era el momento de terminar con esa cifra negra por la cual sólo en 6.8% de los delitos cometidos a nivel nacional existía una denuncia que derivara en una carpeta de investigación, y en 50% de esos casos no se continuaba la persecución del delito.

El cambio nunca llegó. Aunque parecía difícil, lograron echarlo a perder.

Lo cierto es que al principio, por la trayectoria de Alejandro Gertz Manero, parecía que era un candidato idóneo al cargo. Tuvo un buen desempeño cuando fue secretario de Seguridad Pública de Vicente Fox.

Las dudas aparecieron cuando Alejandro Gertz acompañó al presidente López Obrador en las primeras conferencias mañaneras. Hoy sabemos que la Fiscalía General de la República es más de lo mismo. Sirve como un organismo subordinado al gobierno. Que en la práctica depende del Presidente de la República.

A tres años, sabemos que el proyecto ha sido un desastre. Ni con el pétalo de una rosa se atreve a tocar a los allegados del mandatario mexicano, incluso cuando existen videos de sus familiares que evidencian actos delictivos.

Pero, eso sí. Cualquier opositor del gobierno es perseguido. Por poner un ejemplo, sin presuponer de su culpabilidad o inocencia, ha sido un desastre el proceso que se le sigue a Ricardo Anaya, quien denunció una persecución judicial del gobierno y se fue del país. La evidencia es sumamente endeble e incluso los hechos relatados carecen de lógica.

Ahora el fiscal no ha salido a explicar el escándalo familiar por el cual está en la cárcel la hija de quien fuera pareja de su hermano Federicodurante más de 40 años, Laura Morán, acusada de su muerte por dejar de cuidarle cuando estaba enfermo. Se trata de AlejandraCuevas, una señora de casi 70 años, que está actualmente detenida, lo que genera dudas sobre la independencia y honorabilidad del fiscal general.

En el fondo, la Fiscalía sigue siendo esa Procuraduría, un órgano podrido con corrupción a todos los niveles. Plagado de impunidad. No se persiguen más delitos que antes ni es más independiente ni más eficiente.

México ya no aguanta una Fiscalía a modo. Y, mientras tanto, los ciudadanos seguimos aceptando, con nuestro silencio, el sistema penal mexicano, que, todos sabemos, está al servicio de los ricos y poderosos.

 

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana.

 

Ricardo Alexander

Maestro en administración pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana. Colaborador en Excelsior. Twitter: @ralexandermp