El México’s moment
Por Ricardo Alexander M.
En noviembre de 2012, la revista The Economist publicó un artículo del presidente electo, Enrique Peña Nieto, con el nombre El momento de México (Mexico’s moment, 21 de noviembre de 2012), en el que se establecían las prioridades para su gobierno. El punto medular era una serie de reformas políticas y económicas que darían la pauta para “trasformar” al país.
Dicha publicación fue replicada y citada por infinidad de medios nacionales e internacionales que, en ese momento, veían a México como una de las principales potencias emergentes. Teníamos todo: voluntad política, una creciente democracia, sofisticación en la producción de bienes y servicios, el tratado comercial más grande del mundo y el vecino más poderoso del globo.
Ese momento de México nunca llegó. A ocho años de aquella editorial, nuestro país marcha sin rumbo. Si bien no todo es culpa de la presente administración, ciertamente se ha encargado de acrecentarlo. Hemos sido rebasados en casi todos los índices que habíamos logrado alcanzar —incluyendo ser la economía número 15 del mundo— y perdimos la buena racha que nos situaba en una posición privilegiada para la inversión y el crecimiento.
Ahora, los únicos rankings en los que estamos en los primeros lugares son los que no podemos presumir, como muertes por covid-19, decrecimiento económico o violencia y homicidios. Hemos dejado de ser un referente internacional para convertirnos en un aliado peligroso y, en algunos casos, indeseado.
La pandemia vino a revolucionar el mundo y a acelerar procesos y cambios. Uno de ellos es el posicionamiento de China como la mayor economía del mundo. Según el Centro de Investigación Económica y de Negocios (CEBR, por su sigla en inglés) del Reino Unido, el dragón asiático desbancará a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en 2028, cinco años antes de lo previsto, lo que inevitablemente traerá tensiones y pondrá en jaque el liderazgo geopolítico de nuestro vecino del norte.
Pero existe una alternativa. La llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos abre una puerta y genera una oportunidad única para México, que debería ser aprovechada por nuestro gobierno para regresar a ese momento mexicano.
La tarea no es fácil e implica un golpe de timón con el objeto de replantear la relación bilateral y todos los errores cometidos. La idea es regresar a esa visión de la integración norteamericana que empezó a permear hace tres décadas. Pasar de lo meramente comercial a temas como migración, energía, medio ambiente y seguridad. Tener una agenda común a corto, mediano y largo plazo.
No es gratuita la frase que dice que la unión hace la fuerza. La mejor oportunidad de Estados Unidos para compensar y contrarrestar al poderío chino es la natural alianza regional de Norteamérica, cuyos intereses, incentivos y beneficios están alineados. Por el otro lado, México ganaría prosperidad y bienestar para su pueblo y corregiría el rumbo de la desastrosa administración de estos dos primeros años.
López Obrador todavía está a tiempo de no terminar como uno de los peores presidentes de la historia moderna del país. Necesitamos hombres de Estado, no demagogos. Podemos regresar al momento mexicano, basta ver las oportunidades que se presentan, con una visión estratégica y a futuro.
*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Panamericana.
Twitter: @ralexandermp