Entreguismo al imperio Yankee
Por: Enrique Diez Piñeyro Vargas
La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la ciudad de Washington D.C., con motivo de su primera gira internacional, tiene mucha tela de donde cortar y lógicamente ha generado muchas opiniones y puntos de vista tanto positivos como negativos. Surgen comentarios positivos enfocados a la relación que nuestro país mantendrá con los vecinos del norte gracias al T-MEC (Tratado México – Estados Unidos – Canada), el cual, después de intensas negociaciones y un centenar de obstáculos, entróen vigor desde el 1. de julio del presente año.
Recordemos, que ambos presidentes (López Obrador y Trump), en sus etapas de candidatos, fueron los principales críticos de las negociaciones para llevar a cabo este importantes tratado, pero al final, terminaron por darse cuenta de la importancia que representa para América del Norte contar con una relación comercial sólida. Las negociaciones de alto nivel y la buena política, llevaron a buen puerto este tratado comercial. Lo anterior, fue posible gracias a los gobiernos que antecedieron a las actuales administraciones (Peña Nieto y Obama), contando por la estrecha colaboración del primer ministro canadiense Justin Trudeau. Aclaremos, nada tuvieron que ver López Obrador y Trump para que esto se cristalizada, existe, a pesar de ellos.
Este encuentro entre jefes de estado, sirvió para fijar posturas entorno a la relación personal entre ambos presidentes. Hubo muestras de afecto y respeto, intercambio de regalos como bates de baseball, y hasta tiempo hubo para vacilar de las predicciones y apuestas fallidas que vaticinaban una mala correspondencia entre López Obrador y Donald Trump. Destaca la comitiva de empresarios mexicanos que acompañaron al presidente de México, obviamente son los mismos que más han sido favorecidos en las adjudicaciones de obras y servicios por el actual gobierno. Los temas en materia de colaboración migratoria y de seguridad, pasaron a un segundo plano y no tuvieron la relevancia que se debería en esta reunión binacional.
Nos queda muy claro que la postura entreguista de López Obrador tuvo como principal objetivo repuntar la campaña de reelección del presidente Donald Trump, cuya popular viene a la baja y corre un riesgo latente de no ser favorecido por los votantes en los próximos comicios electorales. Su contendiente, el demócrata Joe Biden, conserva una considerable ventaja en los últimos sondeos, motivo que ha prendido los focos rojos en el war room del actual mandatario.
Será importante darle seguimiento a los discursos del presidente Trump apenas y reanude su campaña. Sabemos que si hoy fueron palabras llenas de buenos deseos y respeto, mañana se convertirán en expresiones de odio hacia la comunidad mexicana, volverá a la carga con su famoso muro y su discurso racista que tanto impacta a sus seguidores ultra conservadores.
Llama mucho la atención que el presidente de México haya desaprovechado la gran oportunidad de organizar un encuentro con los representantes de la gran comunidad de compatriotas radicados de los Estados Unidos y mostrar un grado de empatía con la familias que tuvieron que emigrar en busca de mejores oportunidades, y que han sido objeto de malos tratos por parte de la administración del presidente Trump. A cambio de eso, le fue organizada una porra al mero estilo 4T por parte de la embajada mexicana.
En conclusión, la primera gira internacional de López Obrador fue desaprovechada para fijar una postura más digna como jefe de estado. Conforme pasen los días, veremos si en realidad valió la pena ir a entregarse a los brazos del imperio Yankee. Un ejemplo más claro de urbanidad política lo impuso el primer ministro de Canadá Justin Trudeau, al no prestarse en hacerle el juego a Trump, pero manejando un perfecto mensaje de colaboración y diplomacia, privilegiando únicamente al tratado comercial, sin necesidad de shows mediáticos
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.