Espiritú destructor
Por Ricardo Alexander M.
Un espíritu destructor sin precedentes. Cancelaron las estancias infantiles. Eliminaron el Seguro Popular. Por capricho, suspendieron la construcción del Aeropuerto Internacional de Texcoco con un avance de 30%. Hicieron una consulta popular a modo para parar el proyecto de la cervecera Constellation Brands en Baja California, casi terminada.
Generaron un crecimiento económico negativo desde el primer año de gobierno. Fueron la causa de la salida de capitales nacionales y extranjeros. Están incumpliendo reglas del T-MEC y creando una crisis con su propuesta de reforma energética.
Cooptaron a organismos independientes del Estado. Destruyeron la autonomía de la CNDH. Compraron a la Fiscalía General de la República y sometieron al Poder Judicial.
Eliminaron 109 fideicomisos públicos, creados para atender necesidades específicas. Derogaron la reforma educativa y eliminaron la evaluación a los maestros. Disminuyeron las becas en el Conacyt e impusieron a un arbitrario director en el CIDE.
Generaron un desabasto de gasolina. También aumentaron su precio. Están tirando miles de millones de pesos a la basura en los elefantes blancos de Santa Lucía, Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
Talaron 20 mil árboles “por error”. Han destruido selvas y manglares. Proponen una reforma legal que castiga a las energías limpias. Bajo su programa Sembrando vida generaron incentivos para la tala furtiva de especies endémicas.
Apoyaron al racista Donald Trump y defienden a los regímenes represores de Cuba y Venezuela. Han sido hostiles con la administración de Joe Biden.
Eliminaron la compra consolidada de medicamentos. Son la causa directa del desabasto de medicinas. Culparon a los niños con cáncer de prestarse a chantajes políticos. Aumentaron las adjudicaciones directas. Disminuyeron la transparencia en el gobierno e incluso lo hicieron mediante un decreto presidencial.
Encubren a Bartlett y a sus decenas de casas. Igual a Irma Eréndira Sandoval. Autorizaron un crédito gubernamental por 150 millones de pesos, con recursos públicos, a Epigmenio Ibarra, ideólogo del régimen, y le condonaron impuestos.
Le brindan impunidad a cercanos, como a los hermanos del Presidente. Le dieron contratos en Pemex a su prima. Justifican la reciente fortuna del hijo del mandatario. Castigan a los opositores como Rosario Robles. Desprecian el Estado de derecho. Encubren la corrupción mientras dicen combatirla.
Justifican a los culpables de la tragedia en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México donde 27 personas perdieron la vida.
Diariamente atacan a periodistas en la conferencia mañanera. Durante su administración ha habido 52 asesinatos de reporteros –y 97 personas defensoras de derechos humanos–, llevando al país a ser el más mortífero del mundo para la prensa, por encima de Afganistán.
Destruyeron a la Policía Federal. Le otorgaron a las Fuerzas Armadas tareas de carácter civil. Liberaron a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán.
Incluso llevan un récord de 107 mil homicidios bajo su gobierno.
Su manejo de la pandemia ha sido criminal. No tienen pruebas para detectar covid-19. Van 304 mil muertes oficiales, cinco veces el “escenario catastrófico”.
La lista continúa. El espacio es insuficiente. No hay peor ciego que el que no quiere ver.