Los maestros de la corrupción
Por Ricardo Alexander M.
Nos hicieron creer que representaba la honestidad, a la par que veíamos a René Bejarano, quien fuera su secretario particular cuando era jefe de Gobierno, meterse fajos de billetes en las bolsas.
Que estaba a favor de la transparencia, mientras creaba un fideicomiso para ocultar los gastos que se hicieron en la construcción del segundo piso de la Ciudad de México. Incluso que tiene las manos limpias, no obstante, no nos ha explicado cómo pagó sus tres campañas presidenciales y de qué vivió durante 12 años.
Como lo ha dicho el mismo mandatario, es necesario repetir mil veces las mentiras para que se conviertan en verdades, al mero estilo de Joseph Goebbels, jefe de propaganda de Hitler.
Por eso, Epigmenio Ibarra y los demás ideólogos del régimen se han encargado de imprimir en el electorado el sello de honestidad y combate a la corrupción de la 4T, mientras los hechos demuestran lo contrario.
En algo tiene razón el mandatario, las escaleras se barren de arriba hacia abajo. Hoy se sigue alimentando la corrupción desde las esferas más altas de la –nueva– mafia del poder, que reciben contratos millonarios a cambio de lealtad. De “arrepentidos”, que antes eran oposición, y ahora se prestan a todo si eso implica impunidad. De los militares que controlan el presupuesto, por su silencio y complicidad. De legisladores sin dignidad, como Olga Sánchez Cordero, que transgreden la ley y defienden el decretazo y la opacidad en las obras faraónicas, simplemente por mantener sus privilegios.
Nos hicieron creer que eran diferentes, pero son peores. Muy corruptos y más cínicos. Piensan que no le deben rendir cuentas a nadie. Ahí están los videoescándalos de los hermanos del Presidente, Píoy Martín, recibiendo fajos de billetes no declarados. Su prima, Felipa Obrador, ganando contratos por 365 millones de pesos en Pemex. La fábrica de chocolates. Las casas de Irma Eréndira Sandoval. Las propiedades sin declarar de Olga Sánchez Cordero y Javier Jiménez Espriú. La defensa y apoyo al innombrable de Bartlett, que no puede entrar a Estados Unidos. El crédito a Epigmenio Ibarra por 150 millones de pesos. Los escándalos de la Conade y los del IMSS, con la entrega de contratos al hermano del director, Zoé Robledo.
Ahora, en el marco del Día Mundial contra la Corrupción, que se conmemoró el 9 de diciembre, aparece un nuevo escándalo que involucra a Alejandro Esquer Verdugo, actual secretario particular del Presidente, y a Denis Vasto Dobarganes, encargada de las finanzas en la Oficina de la Presidencia, que participaron en 2017 en una operación de depósitos hormiga a un fideicomiso para los damnificados del sismo, cuyo dinero fue para operación electoral.
Según el World Justice Project, en el Índice Global de Estado de derecho 2021, México se ubicó en el sitio 135 de 139 en “ausencia de corrupción”. Apenas supera a Uganda, Camerún, Camboya y República Democrática del Congo.
Tenemos que ser honestos, si grazna, tiene plumas y tiene pico como ganso, es un ganso.
Negar la corrupción de los sexenios anteriores sería tapar el sol con un dedo, pero no aceptar que estamos frente a los maestros de la misma, nos volvería en los peores ciegos, de esos que no quieren ver. Y el silencio es cómplice.