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#Opinión || Polarización ¿Y las oposiciones?

Publicado el 09 de enero de 2022

 

Polarización ¿Y las oposiciones?
Por Morelos Canseco Gómez

En el inicio del nuevo año es entendible la retrospectiva a lo inmediato que marca el momento político del país y la consideración sobre el futuro que se está construyendo, con sus luces y sus sombras, pero sobre todo las consecuencias que serían de preverse en virtud de la ruta que se transita. Ha transcurrido más de un trienio del mandato presidencial y, políticamente, en la práctica el 60 por ciento del tiempo hacia las determinaciones que serán las referencias fundamentales en la sucesión presidencial en 2024.

A partir de la estrategia de campaña permanente desde el Palacio Nacional, a lo largo de estos tres años se ha construido un clima de confrontación con el pasado de la reordenación de la economía y el equilibrio en las finanzas públicas; de enfrentamiento con quien piense distinto o critique la gestión en marcha, al grado de la descalificación de lo diverso; de división de la sociedad mexicana entre los partidarios del movimiento en el poder nacional y quienes difieren del rumbo y de las decisiones, pero no son vencidos con argumentos sino con propaganda; y de escisión entre quienes aprecian un futuro sin la riqueza y los matices de la pluralidad, y quienes defienden la posibilidad y la conveniencia de conformar una comunidad que -alrededor de las ideas y los principios- incluya a la totalidad de la Nación.

En este clima, ¿es posible impulsar la conciliación, la convivencia y la colaboración entre lo diverso para articular el concepto de lo incluyente auténticamente nacional en la tercera década de este siglo?

El 2022 parece contrario -en principio- a esa factibilidad. En primer término por la dinámica de realizar la revocación de mandato como un instrumento de propaganda a partir de que los partidarios afirmen falsamente que han perdido la confianza en el Ejecutivo Federal y se preparen para votar por la “ratificación” inexistente e innecesaria. Un primer trimestre de campaña con fecha cierta en las urnas, basado en que el instrumento de la democracia participativa será objeto de un fraude.

Y en segundo término, por los prolegómenos de las competencias electorales locales en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Aunque el elenco de las candidaturas está anunciado y concretándose, para el contexto actual han aflorado divisiones que cabe observar en las oposiciones al Gobierno Federal en las carreras por las candidaturas a las gubernaturas, y la efectividad de la opción multipartidista con identidad opositora tendría evaluaciones y pronósticos específicos, que parecen seguir no la ruta de la coalición “Va a México” para la Cámara de Diputados del año pasado, sino la de los triunfos de las candidaturas de Movimiento de Regeneración Nacional (MRN) en las gubernaturas que se renovaron con el resultado de los comicios del 6 de junio de 2021. Por esas contiendas electorales, lo previsible es que el contraste y la confrontación se mantengan como eje del plan electoral presidencial.

Los anteriores son dos escalones hacia los comicios del 2023 y la recta final de la candidatura presidencial del MRN, cuyo líder real se aplica en recrear repetidamente la fórmula ajustada de su triunfo: descontento, desencanto, decepción y rechazo a los partidos de las dos alternancias previas, para hablar de un gobierno que -más allá de sus diversos ofrecimientos y promesas, pues no hay mayores resultados que ponderar en el horizonte de mediano y largo plazo- generara ingresos directos del presupuesto federal a distintos sectores de la población.

No es esperanza renacida por un futuro mejor para el país, para el conjunto de la comunidad nacional, sino realidad de acceso a beneficios presupuestales que se distribuyen como la principal política gubernamental para atender a quienes tienen necesidades apremiantes de ingresos. Podríamos expresarlo como la satisfacción de quien recibe recursos del Gobierno Federal que antes no recibía o que respondían a una política de atención concreta a los componentes que hacen que una familia se ubique o no en los rangos de la pobreza o de la pobreza extrema.

Si la palabra “hartazgo” sintetiza la alternancia del 2000 y el triunfo de Vicente Fox, quizás la que resume la derrota de las coaliciones encabezadas por el PRI y por el PAN en 2018 puede ser “decepción”; la esperanza de mejoría económica no se concretó para la mayoría de las familias mexicanas, al tiempo que se agolparon la inseguridad y las denuncias y la percepción de corrupción grave.

Poco ha cambiado nuestra realidad con las alternancias del 2000, 2012 y 2018, salvo el control de la comunicación pública y la propaganda por el Ejecutivo en funciones y las percepciones de una parte importante de la ciudadanía.

México es el país de un Estado débil en su hacienda pública y en muchas de las instituciones establecidas para resolver los principales problemas en materia de seguridad, justicia, desarrollo económico y justicia social. México es el país de la desigualdad profunda, donde la miseria y la opulencia aparecen como crónica de situaciones que debieron cambiar, se ofreció modificar, aún persisten y, a veces, se exacerban. México es el país de las elecciones democráticas postergadas y los acuerdos para conformar un sistema de elecciones competidas pero con desiguales y hasta pocas conductas democráticas en el ejercicio del poder. México es el país de la legislación idolatrada, pero con graves rezagos para identificarse como un auténtico Estado de Derecho; los problemas se quieren resolver emitiendo leyes y normas, cuyo principal déficit es el incumplimiento y la falta de aplicación. Es parte de la gestación de la violencia perpetrada por la delincuencia organizada.

¿Están las soluciones en que el país incida mayormente en la confrontación, el enfrentamiento, la división y la escisión? ¿Están en profundizar la polarización? ¿Están en que una facción -literalmente- se imponga y concrete la propuesta de proscribir en los hechos a las demás opciones?

Si una cuestión de nuestra realidad ha salido siempre a flote es la pluralidad de la sociedad mexicana; la diversidad cultural ha generado la diversidad política y la diversidad económica ha moldeado la diversidad social. Léase diverso, no ajeno a la equidad. Y todas interactuando.

En una parte importante de la sociedad mexicana sigue presente el motor de la decepción de las alternancias previas a las del 2018. A esas personas se dirige cotidianamente el presidente de la República para mantener la coalición social que le otorgó el triunfo. Las oposiciones carecen de liderazgos reales, salvo el Senador Dante Delgado en Movimiento Ciudadano, y aunque tienen espacios para debilitar a la coalición social lopezobradorista del 2018, como la academia y los centros de educación superior o las justas reclamaciones de las mujeres contra la discriminación y la violencia de género, no han articulado una propuesta que haga renacer la esperanza de la pluralidad como el espacio de convivencia y progreso social que mejor se apega al desarrollo político, económico, social y cultural equilibrado.

¿Qué estrategias y tácticas se pondrán en marcha frente a la polarización facciosa y sus posibilidades de consolidarse? La polarización seguirá. Es tiempo de que las oposiciones reconozcan su realidad y actúen para encontrar los liderazgos válidos que la sociedad requiere, los ejes de la amplia alianza de grupos y sectores no partidistas y las propuestas para la esperanza incluyente.

Morelos Jaime Canseco Gómez

Morelos Jaime Carlos Canseco Gómez (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 22 de septiembre de 1957). Es un político mexicano, miembro del Partido Revolucionario Institucional, ha sido diputado federal y fue Secretario General de Gobierno de Tamaulipas. Morelos Jaime Carlos Canseco Gómez es Licenciado en Derecho, es hijo del también político tamaulipeco Morelos Jaime Canseco González quien entre otros cargos fue Senador por su estado; Canseco Gómez ha ocupado entre otros cargos los de funcionario de la Misión Permanente de México en Reino Unido de 1983 a 1986, Director de Relaciones Interparlamentarias del Senado de la República de 1986 a 1988 y Oficial Mayor del mismo de 1988 a 1994; posteriormente fue director General adjunto de Gobierno de la Secretaría de Gobernación de 1995 a 1997 y Director General de Asuntos Jurídicos en la misma en 1997; de 1999 a 2000 fue Subsecretario de Asuntos Jurídicos Electorales del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y Secretario General Adjunto de 2000 a 2001. En 2005 el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, lo designó Consejero Jurídico de su administración permaneciendo en el cargo hasta 2009, en este año fue elegido diputado federal suplente por el V Distrito Electoral Federal de Tamaulipas a la LXI Legislatura, asumió la titularidad de la curul en 2010 cuando el diputado propietario, Rodolfo Torre Cantú, solicitó licencia para ser candidato del PRI a la Gubernatura. El 1 de enero de 2011 al asumir el cargo el nuevo gobernador Egidio Torre Cantú, lo designó Secretario General de Gobierno, por lo que solicitó y obtuvo licencia como diputado federal, sin embargo al ser el suplente y haber fallecido el titular, la representación del Distrito V de Tamaulipas quedó vacante. Dejó la Secretaría General de Gobierno y fue nombrado Secretario del Trabajo y Asuntos Jurídicos en agosto de 2012, renunciando a este cargo el 12 de agosto de 2013.