Política

#Opinión || Siempre! Baluarte de la libertad de opinar

Publicado el 06 de julio de 2020

Siempre! Baluarte de la libertad de opinar 

Por Morelos Jaime Canseco Gómez 


A Omar García Harfuch,
ejemplar servidor público

 

En el germen del triunfo de la Revolución Francesa sobre el absolutismo monárquico imperante en las postrimerías del siglo XVIII se afirmaron ideas fundamentales para la transformación de la sociedad hacia la modernidad: los derechos de las personas. En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789 se formuló su expresión esencial.

En ese cambio político profundo destacan la conquista libertaria y la sustentación de la soberanía en la autoridad popular. En cuanto a las libertades destacan la de opinar y la de comunicar las ideas propias por medio de la palabra, la escritura o los impresos, sujeta a los límites que establezca la ley. Y en cuanto a la voluntad popular, se estableció la organización de la sociedad con base en una constitución que garantice los derechos de las personas mediante la separación de los poderes.

En esta tradición abrevan las Constituciones históricas de nuestro país para inscribir en la máxima jerarquía normativa las libertades de pensamiento, de opinión y de expresión. Tal vez las libertades más funcionales para el ejercicio de los derechos políticos que sustentan y, a un mismo tiempo, dan cauce a los principios democráticos para el otorgamiento y la evaluación de las responsabilidades públicas a través de los comicios y la rendición de cuentas.

Si algo prueba la génesis de esa ilustre e histórica Declaración de 1789 es que los derechos inherentes a la dignidad de las personas estaban plenamente identificados, mas no reconocidos; y se hicieron norma, al tiempo que la vigencia efectiva de la misma requiera su ejercicio cotidiano e indeclinable.

En la construcción del Estado mexicano post revolucionario, que reconoció las libertades de expresión y de imprenta en los artículos 6º y 7º de la llamada Constitución de Querétaro, el ejercicio de ambas se producía en el contexto de la formación y desarrollo de la presidencia como eje político rector y del partido hegemónico como medio para la participación política.

La publicación en la revista Hoy (25 de abril de 1953) de una fotografía de la hija del expresidente Miguel Alemán Valdés en un cabaret de París, en la cual su esposo mostraba su admiración por la bailarina Simone Claris y aquélla no ocultaba su disgusto, motivó la renuncia del director del semanario, Don José Pagés Llergo, ante el reproche de los propietarios del hebdomanario.

Este acto, que pretendía sujetar al responsable editorial de la revista a la supervisión y censura previa, se constituyó en la motivación para que el ejercicio de la libertad periodística se abriera cauces con la fundación de Siempre!, cuyo sexagésimo séptimo aniversario conmemoramos con el ejemplar de esta semana.

Un trayecto no exento de dificultades en un México de incesantes cambios y transformaciones en lo político, económico, social y cultural.

Un trayecto en el cual Siempre! ha desempeñado un papel del gozne —junto con otras publicaciones y medios electrónicos— entre el ejercicio de la libertad de comunicar y la transformación democrática de nuestro país. El desarrollo político de México encontró una tribuna fértil en este semanario, por su deliberada apertura a la pluralidad de pensamiento y las ideas, haciéndose de la libertad del eje rector de la labor periodística y de opinión editorial.

Ahora, que con la reforma en materia de derechos humanos de 2011 han cobrado mayor amplitud la libertad de manifestación de las ideas y la libertad de acceso a la información plural y oportuna (artículo 6º), así como la libertad de difundir opiniones, información e ideas a través de cualquier medio (artículo 7º), y que aún por encima de la Convención Americana sobre Derechos Humanos nuestra Ley Fundamental dispone que la libertad de pensamiento no podrá ser materia de suspensión o restricción en caso de cualquier hecho que coloque a nuestra sociedad en grave peligro (artículo 29), el ejercicio de la libertad de comunicación adquiere una mayor relevancia pública. Un mayor compromiso social.

Esta libertad implica otras: de pensamiento, de acceso a la información, de opinión y de difusión, así como un conjunto de obligaciones: respetar la vida privada de las personas, los derechos de terceros, actuar con decoro, y conforme a la ley y el orden público que ésta establece.

Y, desde luego, el respeto a la libertad de los lectores, de quienes ejercen su derecho a aceptar, matizar o controvertir la información y las opiniones de las cuales son receptores. Una relación circular; de ida y vuelta.

Siempre! ha sido leal a su tradición de dar cabida a la diversidad del pensamiento para impulsar la expresión de opiniones propias de la riqueza del mosaico de nuestra pluralidad, como Don Nemesio García Naranjo, Don Vicente Lombardo Toledano, Don Francisco Martínez de la Vega y Don Rafael Solana, en su tiempo, y ahora Don Elisur Arteaga Nava, Don Sergio García Ramírez, Don José Luis Romero Hicks y Doña Claudia Aguilar Barroso. Así ha afirmado su vocación para dar forma articulada a la expresión y la difusión de las ideas en torno a nuestra realidad nacional.

Así se contribuye a cumplir la función social de un medio de comunicación: informar y colaborar a conformar y estructurar —por decirlo así— la opinión pública. A partir de la norma ética de conducta interna para realizar la tarea de presentar información a la sociedad, se ofrecen distintos puntos sobre los hechos de interés público; se promueve y facilita el conocimiento de los hechos; se invita a seleccionar y jerarquizar temas y cuestiones; se ventilan ideas y se difunden opiniones de diferentes orientaciones en las corrientes de pensamiento; se hacen reflexiones y propuestas sobre la realidad de nuestra comunidad; se busca persuadir con datos y argumentos; se invita a la sociedad a pensar y considerar soluciones para resolver nuestros problemas y se convoca a los responsables de las funciones públicas a conocer y considerar otras formas de ver las cosas y a incorporar la crítica en su desempeño.

En Siempre! se ejerce la libertad de comunicar con ánimo democrático incluyente y plural. Felicidades a Doña Beatriz Pagés Rebollar.

Morelos Jaime Canseco Gómez

Morelos Jaime Carlos Canseco Gómez (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 22 de septiembre de 1957). Es un político mexicano, miembro del Partido Revolucionario Institucional, ha sido diputado federal y fue Secretario General de Gobierno de Tamaulipas. Morelos Jaime Carlos Canseco Gómez es Licenciado en Derecho, es hijo del también político tamaulipeco Morelos Jaime Canseco González quien entre otros cargos fue Senador por su estado; Canseco Gómez ha ocupado entre otros cargos los de funcionario de la Misión Permanente de México en Reino Unido de 1983 a 1986, Director de Relaciones Interparlamentarias del Senado de la República de 1986 a 1988 y Oficial Mayor del mismo de 1988 a 1994; posteriormente fue director General adjunto de Gobierno de la Secretaría de Gobernación de 1995 a 1997 y Director General de Asuntos Jurídicos en la misma en 1997; de 1999 a 2000 fue Subsecretario de Asuntos Jurídicos Electorales del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y Secretario General Adjunto de 2000 a 2001. En 2005 el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, lo designó Consejero Jurídico de su administración permaneciendo en el cargo hasta 2009, en este año fue elegido diputado federal suplente por el V Distrito Electoral Federal de Tamaulipas a la LXI Legislatura, asumió la titularidad de la curul en 2010 cuando el diputado propietario, Rodolfo Torre Cantú, solicitó licencia para ser candidato del PRI a la Gubernatura. El 1 de enero de 2011 al asumir el cargo el nuevo gobernador Egidio Torre Cantú, lo designó Secretario General de Gobierno, por lo que solicitó y obtuvo licencia como diputado federal, sin embargo al ser el suplente y haber fallecido el titular, la representación del Distrito V de Tamaulipas quedó vacante. Dejó la Secretaría General de Gobierno y fue nombrado Secretario del Trabajo y Asuntos Jurídicos en agosto de 2012, renunciando a este cargo el 12 de agosto de 2013.