Sobre la propuesta de seguridad rumbo a 2024
Por Ricardo Alexander M.
Poco a poco empieza a ser más clara la sucesión presidencial del próximo año. Existe mucha incertidumbre sobre lo que ocurrirá, pero algunos datos los tenemos claros.
El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido, por mucho, el más violento de la historia moderna del país. Hasta el momento van más de 165 mil homicidios y se cuentan cerca de 45 mil desaparecidos. Ocurrieron 150 masacres entre enero y abril de este año —aunque el Presidente diga que ya no existen—.
En 2018 era previsible lo que iba a suceder con las ocurrencias de abrazos, no balazos, así como por desmantelar la Policía Federal. Se ocuparon los puestos con improvisados “de confianza” y se destruyó lo que se había creado por más de una década. Por eso la ola de violencia no es consecuencia directa de la tendencia heredada, sino resultado de la incapacidad —y arrogancia— del gobierno para abordar el tema.
Ahora sabemos que la tarea de la candidata que ocupe la silla presidencial será abismal. Tendrá que poner las instituciones mexicanas a combatir las organizaciones criminales, no hay de otra.
A continuación, algunas sugerencias que recojo de expertos en la materia:
1. Revisar las experiencias —aciertos y fallas— desde 2006. Para Felipe Calderón no había antecedentes para implementar su estrategia. Ahora existen muchos aprendizajes de tres sexenios. Hay que retomarlos y analizarlos.
2. Revisar casos de éxito. Existen operativos que dieron buenos resultados como la estrategia Todos Somos Juárez, impulsada por el presidente Calderón. El programa estableció 160 acciones en temas de economía, empleo, salud, educación, desarrollo social y seguridad, dirigidos a reconstruir el tejido social y la convivencia de los residentes de esa ciudad que vivía sus peores momentos de violencia. Se logró disminuir el índice de homicidios, de 3 mil 89 en 2010 a 259 en enero de 2014.
3. Escuchar a los expertos. Existen en el país voces muy capaces que han entendido el problema. Es necesario volverlos aurigas de una estrategia integral de combate al crimen organizado.
4. Seguir el dinero. Todos sabemos que lo que mueve a las organizaciones delictivas transnacionales son los recursos económicos. Desde hace décadas se ha tratado —en gran medida de manera infructuosa— de seguir estas transferencias, pero se han usado a los órganos de inteligencia financiera para perseguir opositores políticos. Es necesario hacer un verdadero esfuerzo de profesionalización de estas unidades para pegarles a los criminales donde más les duele.
5. Uso de tecnología. Justamente una de las principales áreas de la Policía Federal era la división científica. Hoy sabemos que las nuevas herramientas tecnológicas y la inteligencia artificial pueden ayudar a combatir de forma mucho más eficiente a la delincuencia organizada.
6. Finalmente, es necesario hacer una verdadera y profunda reforma a la Guardia Nacional para hacerla una institución de carácter civil que funcione y que responda a los objetivos para los que fue creada.
No podemos darnos el lujo de continuar por el mismo camino de sangre y violencia. No hay nada más importante para el gobierno entrante que tomar las medidas necesarias para neutralizar a las organizaciones criminales que nos quitan la paz y la vida a los mexicanos.
La próxima presidenta deberá darle una solución real a la situación actual si no quiere que las organizaciones criminales continúen interviniendo en su gobierno, como lo permitió y fomentó la administración saliente.