Tres consejos
Por Ricardo Alexander M.
Dejando a un lado la política nacional e internacional –no es que no haya de qué escribir, sino que a veces es bueno cambiar de aires–, viene a cuento una anécdota de hace algunos años.
Por azares del destino, tuve la oportunidad de almorzar, junto con algunos amigos, con Lawrence Henry Larry Summers, un interesante personaje personificado en la película Red Social, que trata sobre la creación de Facebook, al haber sido el presidente de la Universidad de Harvard al que recurrieron algunos alumnos para reclamar que Mark Zuckerberg les había plagiado la idea de lo que ahora es una millonaria empresa
–sobre ello, Summers refiere que pensó que era ridículo que los estudiantes llegaran vestidos de manera pretenciosa de traje y corbata a la reunión.
Como antecedente, Larry, estadunidense de nacimiento y economista de profesión, es una controversial y polémica figura –según cuenta, por elección y decisión propia– que ha fungido, entre otras cosas, como economista en jefe del Banco Mundial –de donde salió por firmar un estudio de investigación que hablaba de forma hostil sobre algunos países africanos–, secretario del Tesoro de Estados Unidos, presidente de la Universidad de Harvard –cargo que dejó en medio de una polémica por un comentario con tintes de género que, según argumenta, fue malinterpretado–, y actualmente profesor de esa casa de estudios.
Durante el encuentro en un restaurante de cadena comercial y que no tuvo una extensa duración como hubiéramos querido, uno de los comensales tuvo a bien preguntarle a nuestro interlocutor sobre los tres principales consejos que, con su vasta experiencia, nos podía dar, y cuya respuesta considero lo suficientemente interesante para plasmar en estas líneas. El primero de ellos es siempre ser controversial y generar polémica –actitud que claramente conoce y domina. Es decir, no dejar de preguntar nuestras dudas e inquietudes por miedo o por ser políticamente incorrecto. Quien destaca es quien no se conforma con ideas preconcebidas o conceptos impuestos, sino quien los reta y los confronta, claro, de forma razonada.
El segundo, es tratar de ser el mayor experto en lo que hacemos, aquel a quien le hablan cuando necesitan a la persona que más sabe sobre un tema. Si no te identifican con nada o eres otro dentro del montón, es difícil destacar. Hace sentido su consejo porque Larry está considerado como uno de los mejores economistas de Estados Unidos.
Y tercero, y dirigido a personas que estudian o trabajan en el extranjero, es “regresa a tu país de origen”, que es donde más te necesitan y donde uno puede y debe impactar. Es decir, no engroses la lista de fuga de talentos, como tanto pasa en México, y destaca en la sociedad donde naciste y creciste.
Larry Summers puede ser muchas cosas, incluido egocéntrico y arrogante, pero difícilmente alguien puede dudar de su inteligencia y experiencia, por lo que no sobra reflexionar sobre algunos consejos que regaló a personas que estaban dispuestas a recibirlos, y más bajo un contexto como el que está viviendo nuestro país, en donde se castiga la capacidad crítica y la diferencia de pensamiento, y más bien se premia la fe absoluta y la lealtad ciega.
*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana