Una nueva historia para Tamaulipas
Enrique Diez Piñeyro Vargas
Difícilmente los tamaulipecos vamos a olvidar todo lo acontecido en los recientes meses en materia política, si tomamos en cuenta lo transitado durante los procesos internos de cada partido político y una campaña constitucional bajo amenaza ante toda la guerra sucia, amenazas y persecuciones políticas orquestadas desde la sede del Poder Ejecutivo estatal. Vivimos una jornada electoral manchada por la burda intervención del Gobernador del Estado en favor de su impresentable candidato con todos los recursos a su alcance. Posteriormente, un periodo de impugnaciones que fue llevado hasta sus últimas instancias utilizando todo tipo de artimañas para crear incertidumbre, así como el tortuoso y lamentable actuar durante el ejercicio de la entrega-recepción que históricamente se realiza en cada cambio de gobierno, tal y como lo estipula la ley, por parte de quienes nunca supieron asimilar la derrota electoral.
Si bien sabíamos que todos estos escenarios eran predecibles, jamás nos hubiésemos imaginado los niveles alcanzados. No existe registro en la vida pública en nuestro estado de un gobernador en funciones inmerso en todo tipo de conductas gangsteriles y lastimosas a la sombra del poder. A pesar de todo, el Partido Acción Nacional y sus aliados mordieron el polvo en las urnas y no fueron capaces de impedir, a pesar de todas sus tretas, que el doctor Américo Villarreal Anaya se convierta en el gobernador constitucional del estado de Tamaulipas para el periodo 2022-2028.
Hay que decirlo con todas sus letras: Francisco Javier García Cabeza de Vaca tiene un indiscutible lugar en la historia de Tamaulipas como el peor gobernante del que se vaya a tener memoria en mucho tiempo. Podemos dedicar infinidad de colaboraciones editoriales mencionando con el debido sustento cada una de sus tropelías, abusos, violaciones al marco jurídico, desvíos de recursos, el indebido ejercicio de partidas presupuestales, actos de autoritarismo, así como los excesos cometidos por parte de sus incondicionales. Toda la confianza depositada en su persona hace seis años se traduce ahora en decepción y resentimiento por parte de quienes vieron en su proyecto una alternativa para llevar a cabo un gobierno eficaz en beneficio de nuestro estado.
Fueron seis años donde atestiguamos cómo el aparato gubernamental se integró de gente incapaz, sin experiencia y sin el perfil para asumir responsabilidades como servidores públicos. Fue de dominio público el maltrato y las condiciones laborales que tuvieron que padecer los trabajadores en todas las dependencias de gobierno. Los miles de burócratas que fueron injustamente despedidos por el simple hecho de haber colaborado en administraciones no emanadas del partido Acción Nacional, y el trato discriminatorio a todos aquellos que simpatizaban con una opción distinta al proyecto fallido de los “vientos de cambio”. Quedará como una asignatura pendiente la debida atención al testimonial de un centenar de mujeres que fueron víctimas de acoso sexual y hostigamiento por parte de altos y medios mandos de la administración que finaliza. Personas que tuvieron el valor de interponer las denuncias correspondientes, mismas que nunca prosperaron debido a que los responsables de procurar e impartir justicia hicieron caso omiso para encubrir tales conductas.
Ni qué hablar de los agravios a cientos de empresarios y constructores que fueron perjudicados en su calidad de proveedores de servicios del Gobierno del Estado, esos que en todo momento señalaron los actos de corrupción que imperaron en este gobierno panista. Existen también aquellos proveedores que no tuvieron más opción al ser obligados a dar moches de más del treinta por ciento de lo facturado para poder licitar u obtener un contrato. Fueron un total descaro las adjudicaciones directas de toda la obra pública a empresas fantasmas que se enriquecieron durante la administración, en su inmensa mayoría pertenecientes a socios y prestanombres de la familia del gobernador García Cabeza de Vaca.
Abonemos a todo esto el pleito estéril que durante toda su gestión protagonizó con el Gobierno federal en el cual los únicos afectados fuimos los habitantes de Tamaulipas. Esa situación se hubiese evitado si esta persona se condujera con una actitud muy distinta, simplemente haciendo política y buscando acuerdos. Como gobernante nunca tuvo la capacidad de entender que los tamaulipecos esperábamos de su gestión resultados, empleos, desarrollo y seguridad. Fueron miles de millones de pesos que se dejaron de percibir por parte del gobierno federal aplicables a programas y obras de infraestructura por culpa de una persona que se dedicó a actuar con las vísceras. Nunca aprendió que un gobernante tiene la obligación de velar por el bienestar de millones de ciudadanos y eso se logra privilegiando el diálogo, la negociación, olvidándose de caprichos personales y dejando a un lado las agendas electoreras. No tuvo los tamaños para entender que en política; el saber consensar y trabajar en conjunto debe de ser en todo momento la gran prioridad.
Este controvertido personaje seguirá viviendo en carne propia todo lo que emprendió en contra de sus detractores políticos a quienes persiguió, e incluso llevó a prisión, solo que ahora sin ninguna protección constitucional que lo pueda blindar. Todos esos agravios que se dedicó a señalar provenientes de la Federación, mucho se asemejan a lo realizado por él abusando del poder que el pueblo le confirió. Por tal motivo, tenemos la completa certeza que todas sus malas acciones tendrán consecuencias e indudablemente deberá de responder por las mismas ante la justicia. Ese será el legado que tristemente heredará, cuando tuvo a su favor todas las condiciones para cristalizar un buen gobierno.
Ahora, es importante enfocarnos en lo que viene y dejar atrás de una vez por todas estos seis años desastrosos por parte de García Cabeza de Vaca. Tamaulipas tiene a su alcance el comenzar a escribir una nueva historia. Una historia de prosperidad y modernidad cristalizando obras y acciones de impacto social en cada uno de los rincones de nuestro gran estado. No nos cansaremos en señalar que para que esto sea realizable se ocupa que a partir del día de hoy que comienza una nueva historia en Tamaulipas, todo aquel que vaya a participar en el Gobierno del Estado debe contar con vocación de servicio, conocimientos en la administración pública, sensibilidad, honestidad, pasión por ayudar a su comunidad y conocer su entorno. Quien no reúne estas características no tiene nada que hacer en el servicio público, y eso debe de quedar muy claro.
El humor social se percibe en el día a día con la gente. Son los ciudadanos quienes se manifiestan cuando un gobierno es incapaz de responder a sus necesidades. Quiénes vayan tener el privilegio de ostentar un cargo público en la nueva administración deberán de tener muy presente que a falta de resultados la gente se cansa y tenemos el mejor ejemplo del sentir de la ciudadanía con la administración pública estatal saliente, la cual fue reprobada y rechazada en las urnas. ¡Cuidado con cometer abusos y caer los mismos errores!
El pueblo tamaulipeco tiene toda la confianza depositada en el doctor Américo Villarreal Anaya. Es un hombre preparado que proviene de una familia de principios y cuenta con el aval de ser hijo de uno de los mejores gobernantes que ha tenido esta tierra. Américo es una persona centrada de quien sabemos no fallará a la memoria de su señor padre y construirá su propia historia. Son muchos los retos y problemáticas que el doctor habrá de atender, y para eso requiere rodearse de los mejores. Será un arranque de gobierno sin duda difícil, pero confiamos en que con voluntad y trabajo Tamaulipas transcienda y vuelva a colocarse en el lugar que se merece como un estado próspero. La gente tiene muchas expectativas en torno a esta nuestra administración estatal y solo con resultados palpables estarán en todo momento al lado de su gobernante.
“Anticiparse es el poder más importante. Los perdedores reaccionan, los líderes se anticipan”.-Tony Robbins