Opinión Del Experto Nacional

POLICIA FEDERAL, A LA HISTORIA

Publicado el 06 de julio de 2019

 

Policía Federal, a la historia.

No es del todo claro en qué momento sucedió. Si fue durante la campaña o después de las elecciones. Tampoco a ciencia cierta la razón y si fue algo que le dijeron los militares o algún asesor de confianza. Lo único que sabemos es que desde el inicio de este gobierno la Policía Federal pasaría a la historia.

Dado que sus días están contados –dieciocho meses según mencionó el jefe del Ejecutivo esta semana–, vale la pena hacer una reflexión de su breve vida –poco más de una década– y la huella que deja en nuestro país.

Aunque en el discurso se decía que su historia se contaba en décadas, la realidad es que la Policía Federal nació en los primeros años del sexenio de Felipe Calderón. Para la segunda mitad de su mandato, después de varios miles de millones de pesos invertidos, se había vuelto una institución fuerte, confiable y reconocida a nivel internacional, con una clara formación policial, controles de confianza rigurosos, entrenamiento por agencias internacionales, recursos materiales y tecnológicos de punta, y sobre todo, lealtad y sentido de pertenencia entre sus filas.

Si bien es cierto que en sus siguientes años –durante el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto– tuvo un impasse, continuó consolidándose y tuvo éxitos importantes, como la captura de El Chapo en 2016. Hasta creció en una nueva División –la séptima–, llamada la Gendarmería.

No obstante los buenos resultados obtenidos, llegada la Cuarta Transformación de México, su líder, el presidente, en compañía de su equipo en materia de seguridad, Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, así como la secretaria de Gobernación,
Olga Sánchez Cordero, decidieron que no servía y debía cortarse de tajo para ser sustituida por una institución similar, pero más militar, llamada Guardia Nacional, destruyendo con ello todo lo creado y aprendido en 12 años.

La historia viene a cuento por lo ocurrido esta semana en la Policía Federal, en donde muchos de sus elementos, hombres y mujeres que durante más de una década han prestado un servicio a la nación, han sacrificado incontables horas de sueño y han arriesgado su vida por un bien mayor, alzaron la voz por la falta de claridad en sus condiciones laborales y evidenciaron la falta de planeación y estrategia del gobierno federal, demostrando que no sólo se está destruyendo a la corporación, sino al sentido de identidad y pertenencia que apenas se estaba creando, y que lo es todo cuando el gobierno no puede pagar más que la delincuencia organizada, cuando se les pide a los elementos que defiendan con su vida a la población y cuando alguno de ellos cae en cumplimiento de su trabajo.

Por supuesto que la Policía Federal tiene algunas manzanas podridas. Claro que puede mejorar. Pero eso sólo se logra con el tiempo, como pasa con las mejores corporaciones de su tipo en el mundo. Como ejemplo, la Gendarmería francesa, que fue creada en 1791 y los Carabineros de Chile, en 1927.

Probablemente no se puede considerar que una institución policial está consolidada, sino hasta que un elemento se enlista en sus filas por el orgullo que le genera ser hijo de un miembro de esa corporación. Si cada sexenio destruimos lo existente y empezamos de cero, lograrlo será imposible.

Ricardo Alexander

Maestro en administración pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana. Colaborador en Excelsior. Twitter: @ralexandermp