Yes, sir
Por Ricardo Alexander M.
No hay duda que el principal aliado y socio comercial de México es Estados Unidos. No sólo compartimos 3,142 km de frontera y el 75% de nuestras exportaciones terminan en ese país, sino que tenemos problemas comunes que no se pueden solucionar sino por medio de una aproximación coordinada, como el tema de la delincuencia organizada o de la migración centroamericana.
También, es innegable que, desde la firma del —muy neoliberal— Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1992, comenzó una integración en varias materias que ha traído beneficios a ambos países y ha logrado mejores entendimientos y alinear incentivos, principalmente, con base en una visión de reciprocidad e igualdad. Por fin México empezaba a dejar de ser el patio trasero de la superpotencia mundial, para pasar a ser su aliado estratégico.
Sin embargo, con una visión reducida, desde su candidatura por la presidencia, Donald Trump logró explotar la xenofobia hacia México de un sector del pueblo estadunidense, al catalogarnos como un país que tenía un beneficio excesivo por los acuerdos comerciales firmados y tratar a los mexicanos de violadores, estafadores y traficantes, por lo que tenía que renegociar los tratados internacionales y hacer un muro entre los dos países, el cual nosotros debíamos pagar. Como ejemplo, en marzo de 2015 escribió en Twitter: “No quiero nada con México más que construir un muro impenetrable y que dejen de estafar a EU”.
A pesar de los ataques, en una estrategia fuertemente criticada por el ahora presidente López Obrador y la entonces oposición, el gobierno de Peña Nieto buscó acercarse a Trump y organizó una reunión, a fin de atemperar sus ataques y lograr consensos, sólo para toparse con un golpe de realidad en donde el mandatario estadunidense no modificaría su postura —incluso la radicalizaría—.
Actualmente, en vísperas del inicio oficial de su campaña por la reelección, el presidente mexicano, en una controvertida decisión, anuncia que la próxima semana viajará a Washington para agradecerle sus gestiones durante la pandemia y celebrar la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio.
Para Donald Trump, la realidad se circunscribe a un juego de suma cero en donde lo que gana México es pérdida para su país, el cual siempre debe ir primero. El nuevo tratado comercial se renegoció justamente para disminuir los “beneficios” que México obtenía y obligarlo a dar cumplimiento a reglas que lo dejan en desventaja para la inversión. Ahora, la “amistad” con el presidente López Obrador claramente tiene motivos electorales y no pasará mucho tiempo para que reanude sus ataques a nuestro país.
En ese contexto, las autoridades mexicanas se limitan a decirle Yes, sir a Donald Trump y toman una posición de sometimiento y subordinación. Ni siquiera se atreven a tocar temas sensibles, como el control de armas estadunidenses que alimentan al crimen organizado y ahogan en sangre a nuestro país.
La realidad es que no se vislumbra ningún posible resultado positivo de la visita del presidente López Obrador a Washington, sino sólo ahonda su ya de por sí debilitada posición frente a un vecino que lo utiliza de acuerdo con sus intereses, a la par que lo vuelve cómplice de sus políticas racistas y anti migrantes. Será otro error que se sumará a la larga lista de desaciertos y decisiones precipitadas de su administración.
*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana.
Twitter: @ralexandermp