Nutrición

¿Hambre fisiológica ó hambre emocional?

Publicado el 27 de septiembre de 2017

Sabemos que para que nuestro cuerpo funcione de manera correcta, es necesario brindarle energía a través de los alimentos, los cuales, además nos aportan micronutrimentos esenciales, como las vitaminas y minerales, encargados de cumplir funciones específicas dentro de nuestro cuerpo. Cuando consumimos más energía de la que gastamos, se produce un desequilibrio energético, y es en ese preciso momento cuando empieza la aparición del sobrepeso u obesidad, ya que el exceso de energía se almacena en nuestro cuerpo en forma de grasa.

Teniendo en claro lo anterior, es importante distinguir entre el hambre fisiológica y el hambre emocional, es decir, aquella que aparece cuando tenemos apetito o un “antojo” y por lo general está acompañada de ansiedad. La importancia de hacer dicha distinción radica en evitar consumir alimentos densamente energéticos (como la comida chatarra) cuando realmente nuestro cuerpo no lo necesita, y así evitar un aumento de peso, considerado factor de riesgo para el desarrollo de múltiples enfermedades crónico degenerativas, como la diabetes mellitus tipo dos, hipertensión arterial, entre otras.

En primer lugar, el hambre es un proceso fisiológico que se da de manera natural y surge a partir de la necesidad indispensable de nutrir a nuestro cuerpo, por el contrario el apetito es el deseo de comer sin la necesidad de sentir falta de energía, y por lo general va acompañado de un mecanismo psicológico como la ansiedad.

Una vez que tenemos establecidos los conceptos, les comparto algunas recomendaciones para distinguir entre hambre y apetito.

El hambre fisiológica va aumentando de manera gradual, a lo largo del día conforme tu cuerpo se sienta en necesidad de energía y acepta cualquier tipo de alimento, mientras que el apetito ó hambre emocional aparece de manera repentina y el cuerpo siente la necesidad de comer un determinado alimento en específico, aún sin verse en la necesidad de sentir hambre.

Además, con el hambre fisiológica comemos de manera consciente, logrando así una mejor elección de los alimentos, en cambio, en situación de apetito ó de hambre emocional, nuestro cuerpo no es consciente de lo que estamos comiendo, así mismo podemos comer con distracción descuidando la cantidad de alimento que estamos consumiendo. Incluso, cuando comemos por antojo o por apetito, existe un sentimiento de culpabilidad al terminar de comer, ya que las elecciones alimentarias no son las adecuadas, por el contrario, cuando comemos por hambre fisiológica no existe culpabilidad al terminar de comer puesto que el realizarlo es una necesidad de nuestro cuerpo.

Para finalizar te dejo algunas recomendaciones para evitar el “hambre emocional”:

  • Identificar si el apetito surge a una hora determinada, con lo anterior podrás prepararte para este momento y tener a la mano snacks saludables
  • Procura no tener en casa aquellos alimentos que te provocan ansiedad
  • Cuando sientas hambre, detente a pensar por un momento si realmente necesitas combustible para tu cuerpo ó se trata solamente de un “capricho”
  • Aliméntate sanamente haciendo 3 comidas principales y 2 colaciones, la tarea de las colaciones es evitar la sensación de hambre a lo largo del día y prevenir la aparición de “antojos”

Agradeceré sus comentarios en mis redes sociales. ¡Hasta la próxima!

 

 

 

 

 

Diana Elisa Guajardo López

Estudié la Licenciatura en Bienestar Integral y Nutrición en la Universidad La Salle Victoria, tengo una Especialidad en Obesidad y Comorbilidades por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, así como un diplomado en nutrición deportiva avalado por la FIFA. Me he dedicado principalmente a consulta privada y también soy docente de la Universidad La Salle Victoria.