Hay cosas que no podemos controlar, cosas que suceden cuando menos lo esperamos y otras que aunque queramos cambiar es imposible, no podemos controlar ese miedo, esos celos, esa enfermedad que llegó de repente, esa situación que se nos presentó en el camino, la pérdida de un ser querido, el cortar la relación con alguien, hay cosas que definitivamente debemos dejar pasar, eso no significa que no nos duela, es una transición, es un proceso que lleva tiempo, pero en esta vida toda herida empieza a sanar cuando dejamos de querer controlarla…¿la solución? aceptación.
Aceptemos en lugar de luchar contra eso. Cuando luchas confrontas. Mucha gente piensa, «lucho con mis fobias, lucho contra mi enfermedad, lucho con ese miedo». No se vale pelear contra algo que te quite paz. Aprender a aceptar la situación es la respuesta a ser libres, nos dejamos de ataduras que solo llenan nuestros pensamientos de molestia y conectamos ese enojo con un circulo vicioso que atrae lo mismo. El poder mental es infinito y esta relacionado con la fuerza del universo, la calidad de nuestros pensamientos es lo que nos lleva a dejar atrás todo aquello que alguna vez nos hizo daño, no le damos el poder de hacernos sentir mal o destruirnos, por eso aceptamos. No como resignación sino mas bien como una manera de sobreponernos, fortalecernos y actuar a través del amor.
Al no darle importancia simplemente lo observamos.
Observamos ese miedo, enojo, tristeza como algo fuera de nosotros, algo que esta ahí pero que lleva a un fin positivo, algo que nos deja una lección tan grande que en un futuro nos dará un aprendizaje y un significado, y es ahí cuando dejamos atrás nuestros miedos, cuando elegimos ser mas grande que ellos y hacerlos a un lado. Porque no hay persona mas sabia y fuerte que la que ha a sobrellevado mil batallas y se ha repuesto en cada una de ellas, es cuestión de tiempo y sanación.
He aprendido que hay situaciones en mi vida que no son como me gustaría que fuera, hay personas que no merecen mi tiempo y aun así tengo que lidiar con eso, hay momentos en los que llego tarde a un lugar, pierdo un vuelo, olvidé o sucedió algo que no me lo esperaba y tengo que aprender a aceptar la situación, a no querer controlar lo externo y que si las cosas no salieron a mi manera, no cambiar mi estado de ánimo o molestarme con alguien a mi alrededor sino más bien tranquilizar mis propios pensamientos.
Ver el lado positivo a las cosas, todo en esta vida sucede por algo, Dios siempre nos tiene algo mejor. Es cuestión de confiar que en esta vida a veces tenemos que pasar por eso que tanto nos dolió o molesto para aprender a valorar aquello que viene y es mucho mejor.