«LA GENTE OLVIDARÁ LO QUE DIJISTE, LO QUE HICISTE, PERO NUNCA OLVIDARÁ CÓMO LA HICISTE SENTIR.»
-Maya Angelou
Compasión: una de mis palabras favoritas, la nombro poco pero trato de usarla lo más que pueda, lamentablemente es un valor subestimado en los últimos tiempos, si en las personas tenemos compasión existe un gran camino por delante, es una puerta que se abre por los dos lados, ya que al dar, recibimos a manos llenas, la palabra en sí, tiene muchos significados, pero para mí, al hablar de una persona compasiva la defino como: alguien que en la mayoría de las veces tiene la capacidad de sentir lo que el otro esta sintiendo, compartir ese dolor, esa alegría, ese miedo, entenderlo y sobre todo saber respetar y ser misericordiosos.
Este valor, no solo se transmite hacia los demás, el primer paso para serlo es principalmente con uno mismo, comprenderse, amarse y sobre todo aceptarse. Algo que me llama mucho la atención cuando consulto a un paciente, es al preguntarles, ¿Háblame de tu madre, dime algo bueno de ella? ¿y de tu padre? ¿y de tu mejor amiga? ¿y de tu novio? Y finalmente cuando les digo, muy bien y ahora dime algo bueno de ti, ¿qué te gusta de ti? ¿cómo eres?. Me sorprende ver un silencio total, unos minutos de titubear hasta que lo dicen y con pena, como si el hablar bien de uno mismo fuera culpable y vergonzoso.
La base principal para desarrollarlo es el saber escuchar, principalmente a nosotros mismos, nuestro interior, hay que aprender a no juzgarnos, sino más bien querernos y desde que nos estamos arreglando por las mañanas sonreírnos al espejo y transmitirle a nuestro cuerpo esa simpatía de comprender que toda armonía empieza por uno mismo, más que un esfuerzo es una manera de estar atentos en lo que realmente sucede adentro de nosotros. Así también, el comprender los problemas de los demás no necesariamente significa tener la solución mágica para arreglarlos, si no más bien, se trata de un apoyo moral, el saber que no esta solo, tal ves simplemente un abrazo basta para llenar una sensación de vacío o tristeza, el ser empáticos puede ayudar a la otra persona a pensar con más claridad, la cual necesita para estar mejor.
Al sentir compasión automáticamente nos liberamos de la perfección, ya que indiscutiblemente somos humanos imperfectos, que está en nuestro ser cometer errores, aprender de ellos, vivir la experiencia y seguir adelante. El mejor camino para hacer bien a los demás, es practicar la autocompasión en nosotros, analizar todo lo que nos pasa y como podemos centrar nuestra energía interior para hacer las cosas que nos transmiten una sensación de plenitud y balance, una manera que yo recomiendo es explorar cada una de las áreas de nuestra vida y pensar que virtudes tenemos, que cosas buenas nos han pasado y suceden día a día, que bendiciones o como cada uno le llame a todo eso que nos hace sonreír, ya que la clave para la paz interior no es pensar ¿qué me falta para ser feliz’ si no más bien ¿qué tengo ahorita en mi presente que me hace crecer como persona y que me trae beneficios tanto a mi como a los demás?.
Para concluir, me gustaría que todos reflexionaran que les agrada de ustedes mismos y que les gustaría mejorar. No que quisieran alcanzar, mi pregunta es ¿que persona les gustaría que la gente dijera que son ustedes? ¿que están haciendo ahorita y que huella están dejando? ¿Acaso saben la respuesta? Los invito a reflexionar y a comprender que la compasión no es algo que se lee y se olvida, más bien es algo que se practica todo el tiempo con el ejemplo diario.
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