Psicología

Siempre hablamos de momentos

Publicado el 18 de septiembre de 2017

Opinamos, criticamos, juzgamos a los demás de lo que hacen o no hacen con sus vidas. Y nunca jamás nos detenemos a pensar porque nos «molesta» tanto algo de una persona. Queremos arreglarle la vida a alguien metiéndonos en cosas que muy probablemente la otra persona ni se está dando cuenta de tu preocupación y vive feliz su vida a su manera.

Un claro ejemplo es cuando llegan mis pacientes y me comentan como pueden cambiar a otra persona, a ser mejor, a ser feliz, a que madure o consiga ese empleo, pareja, o la etapa en la que «deberían» de estar. A veces nos concentramos en cosas tan superficiales como ver lo que les «falta» a los demás para ser feliz, que no nos damos cuenta que somos un espejo y reflejo de lo que necesitamos trabajar en esa carencia de nosotros mismos.

Es tan fácil criticar al otro porque es la manera más rápida de no ver nuestros propios vacíos. Es así como cuando hay quejas del gobierno, de las redes sociales o los medios de comunicación, nos quejamos pero nosotros no somos capaces de ayudar en un voluntariado, tratar al prójimo con respeto o igualdad, ser honestos o no me voy tan lejos, de empezar en casa propia a educar hijos para mejorar la sociedad. Lo más fácil es hacernos víctimas, pobre de mí, así me toco vivir, es mi mala suerte, yo ya hice lo posible pero no se pudo.

Como sociedad, como personas en lugar de navegar con bandera de yo soy perfecto y mi vida es la mejor así que puedo llegar a juzgar la tuya, deberíamos de reflexionar y ocuparnos en cosas que valen la pena no en preocuparnos y ponernos a llorar y quedarnos en el mismo círculo vicioso.

A todas aquellas personas que han sido criticadas, juzgadas o que alguien más piense que les hace «falta» algo, siéntanse seguras que esa misma gente es la que muy en el fondo no está creando un cambio o un impacto positivo la sociedad.

Es mejor vivir despacio, pero agradeciendo cada día de vida con las personas que realmente aprecian lo que haces y valoran tus esfuerzos y se alegran de tus triunfos de tener una misión y un propósito que vaya más allá que opinar sobre la vida de alguien más, a esos últimos los invito a mi voluntariado en el Hospital Infantil o al Centro Pannarti para que convivan con niños que en necesidades extremas de salud o recursos económicos encuentran una razón o motivo por el cual vivir.
¡Saludos y Bendiciones a todos!
Mariana.

Mariana Garrido Assad

Nací en Monterrey Nuevo León, pero soy Tamaulipeca y orgullosamente Victorense, una ciudad bonita, limpia y transparente, sinónimo de una ciudad amable. A lo largo de mi vida he aprendido la importancia de la familia, los valores, la unión, el respeto y sobre todo la igualdad hacia el prójimo.

Soy Lic. en Psicología Clínica graduada de la Universidad de Monterrey y actualmente hago mi maestría en Psicoterapia Breve Familiar y de Pareja, al igual trabajo en un kinder con niños de edades entre 1 y 3 años y por las tardes doy terapia en el DIF de San Pedro.

En mi tiempo libre escribo, ya que al escribir comparto mi opinión y pensamientos relacionados a la psicología y a otras áreas básicas del ser humano.

Mi familia siempre me enseñó que es mejor dar que recibir, ya que al dar sin esperar algo a cambio y el ser compasivos con los demás, la vida nos lo recompensa con alegrías y bendiciones a nuestro alrededor.