Psicología

¿Vivimos o existimos?

Publicado el 16 de febrero de 2015

Cuando voy al hospital y veo a la maquinita donde miden el pulso de una persona y se mueve de arriba hacia abajo, me doy cuenta de que mientras siga latiendo nuestro corazón la vida estará llena de altibajos

Esta vez no empezaré con una frase positiva o animosa, sino con algo que ya todos sabemos pero poco lo hablamos. La vida no es fácil, a veces nos equivocamos y la regamos horriblemente, nos pasan cosas injustas, con arrepentimientos lloramos, nos enojamos, queremos escapar de nuestra realidad, de esa rutina que nos invade día a día al grado de levantarnos en la mañana y pensar, ¿realmente estoy sacándole provecho a mis días? ¿a mi vida? ¿es esta la persona en la que soñé que algún día sería?.

Déjenme decirles algo, el destino a veces por más que queremos hacerlo a nuestra manera termina cambiándonos los planes. A veces deseamos ese trabajo irreal pero estamos en la ciudad equivocada, creemos que conoceremos a esa persona perfecta y al final nos damos cuenta que no existe, queremos tener más vacaciones y no es posible, intentamos cambiar algo y de tanto querer y no lograrlo nos cansamos, así que bajamos la guardia y aceptamos nuestra realidad. Suena el despertador a las 6:30 am, nos levantamos nos miramos al espejo y decimos » va…un día más»

Me podría pasar la vida dándoles frases positivas, animándolos a cambiar, para alcanzar sus sueños y  tener una sonrisa permanente 24/7, pero eso no es vivir, vivir es llorar, amanecer a veces de mal humor, es perderlo todo y volver a ganar, es caer y levantarse un sin fin de veces. Y cuando sientas que la vida no es justa y que tus días no son como quisieras solo te pido que toques tu pecho y sientas ese latido por un minuto y mientras este bombeando ese órgano maravilloso de tu cuerpo, respira profundo y vuelve al ruedo. Porque mientras tengas pulso, tienes vida y una nueva oportunidad de volver a empezar, de secarte las lágrimas y de equivocarte una vez más, porque a todos nos pasa y créanme «todo pasa y no pasa nada» pero es cuestión de aprender a seguir, de que si sucedió algo del cual no estamos del todo orgullosos, no pasa nada, perdónense si algún día hicieron algo o dejaron de hacer algo, el presente es hoy, ahorita en este preciso momento que estás leyendo esto, por algo llegaste hoy aquí, para recordarte que la vida siempre da limones y también da azúcar, no podemos vivir llorando y diciendo que “pobre de mí”, o porque me tuvo que pasar esto. Ni endulzados todo el tiempo de quedar bien con todo mundo llevando un antifaz de » soy feliz» porque empalagamos y nadie te creerá, más bien es un balance, es ser original, no una copia de un libro de auto-ayuda o un curso de motivación, aprender a vivir, a tomar lo bueno, aceptar lo malo, de levantarnos y mejorar, vive sin dar explicaciones, ama sin esperar reciprocidad, disfruta los momentos, esa comida, ese baño de agua tibia, no vivas por la casa, la ropa, celular o el carro que tienes, las cosas simples son las que nos dan valor, energía y vitalidad.

Eres dueño de tus propias decisiones, siéntete orgulloso de pertenecer a este mundo porque vivir no es fácil, pero saber vivir lo hace que valga la pena. No es valiente el que nunca cae, sino el que tropieza y tiene la fuerza para volverse a levantar.

Libro que recomiendo: “Tú puedes sanar tu vida” de Louise Hay

Mariana Garrido Assad

Nací en Monterrey Nuevo León, pero soy Tamaulipeca y orgullosamente Victorense, una ciudad bonita, limpia y transparente, sinónimo de una ciudad amable. A lo largo de mi vida he aprendido la importancia de la familia, los valores, la unión, el respeto y sobre todo la igualdad hacia el prójimo.

Soy Lic. en Psicología Clínica graduada de la Universidad de Monterrey y actualmente hago mi maestría en Psicoterapia Breve Familiar y de Pareja, al igual trabajo en un kinder con niños de edades entre 1 y 3 años y por las tardes doy terapia en el DIF de San Pedro.

En mi tiempo libre escribo, ya que al escribir comparto mi opinión y pensamientos relacionados a la psicología y a otras áreas básicas del ser humano.

Mi familia siempre me enseñó que es mejor dar que recibir, ya que al dar sin esperar algo a cambio y el ser compasivos con los demás, la vida nos lo recompensa con alegrías y bendiciones a nuestro alrededor.