En el artículo pasado hablé de lo que es el yoga y para qué sirve en general. En esta ocasión detallaré un poco más sobre los beneficios de esta práctica. Los beneficios físicos del yoga son muchísimos. Todas las posturas mejoran el sistema circulatorio llevando la sangre a todas las partes del cuerpo y beneficiando las venas, arterias y el
corazón.
Las asanas (posturas) ayudan a darle un masaje a todos los órganos del cuerpo, estimulándolos para que tengan mejor funcionamiento.
Cada postura:
- Ayuda a un diferente órgano, por ejemplo en las torsiones estimulas los intestinos, los riñones, el hígado y así cada una ayuda y purifica los órganos.
- Estimula la circulación de la espina dorsal alargando la columna y mejorando nuestra postura.
- Promueve la circulación efectiva del fluido synovial el cual ayuda a mejorar el movimiento de nuestras articulaciones.
Algunas posturas que actúan sobre la caja torácica ayudan a que el sistema respiratorio mejore. Así mismo en el yoga trabajamos con pranayana (ejercicios de respiración) que expanden la capacidad pulmonar y además relajan nuestro sistema nervioso.
Las posturas ayudan al esqueleto y a los músculos para prevenir el reumatismo, artritis y otras enfermedades de las articulaciones.
La meditación que practicamos durante las clases tiene un sin fin de beneficios, tanto corporales como mentales y emocionales, te centra a vivir el presente y relaja inmediatamente el sistema nervioso. Hay muchas investigaciones que comprueban los beneficios psicosomáticos de la meditación, baja la ansiedad y te mantiene en calma.
La relajación te ayuda a estar en equilibrio con tu interior y poder reaccionar de manera más proactiva. Esto te ayuda a prevenir innumerables enfermedades como infartos e inclusive enfermedades gastrointestinales.
Como estos beneficios hay muchos más, para mí lo más importante es que te ayuda a estar presente, a conocernos a nosotros mismos y sobre todo nos ayuda a llevar más paz a nuestro interior y por ende a quienes nos rodean.