Tortas de la barda de Tampico, platillo típico tamaulipeco
Las tortas de la barda son sin duda un elemento clave de la tradición de Tampico; para el turismo es casi ineludible no pasar por una en su visita, para los habitantes de la Zona Conurbada, un antojo que no tiene fecha ni horas.
Ir a ver la playa de Miramar por la noche con tus amigos, pareja, familia o tus visitas y en la madrugada «caer» por una torta de la barda es un clásico tampiqueño. La torta de la barda tuvo sus inicios en el año 1928, según historiadores de la ciudad. Su primer vendedor, José María Bracamontes, se instalaba en los límites de la Aduana, pegado a la enorme barda de concreto. De ahí su nombre, eran las tortas de la barda de la aduana de Tampico.
Este platillo era socorrido por los alijadores de barcos, que debido a sus jornadas pesadas, una torta de sardina, de lo que originalmente estaba hecha, era un almuerzo de muchísimas proteínas. Con el paso de los años y de manera natural fue modificándose la consistencia de la torta de la barda.
Para mayor practicidad se fue haciendo la torta de jamón con frijolitos queso amarillo y aguacate, y poco a poco se fueron añadiendo más ingredientes que atrajeron a más clientes, dejando de ser únicamente para los estibadores.
Las tortas de la barda está hecha con base en un bollillo, a veces al natural, otra dorado; se unta una cama de frijoles refritos, se adhiere jamón, queso de puerco, queso amarillo y molido, carne deshebrada de res, chorizo y aguacate fresco.
El punto álgido es una salsa de chile verde y chicharrón prensado, que por su picor, se convirtió en la atracción de noctámbulos al salir de los bares y antros para bajar las copas.
Fuente: Milenio